“Al menos 8 de cada 10 periodistas consultados gana menos de un salario mínimo o entre uno y dos salarios mínimos”
Nacida el 19 de octubre de 1961 en Santa Cruz de la Sierra, a sus 62 años Maggy Talavera es un referente del periodismo boliviano y es mamá de Santiago Ric Talavera de 34 años y de Ignacio Patzzi Talavera de 23 años.
Periodista formada en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Porto Alegre, Brasil, en ejercicio desde 1984 de manera ininterrumpida nos cuenta que siempre quiso tener hijos y ser madre. “Desde niña tuve pasión por los chiquititos. Tanto, que mi primer deseo fue ser profesora de kínder, así de claro. En los últimos años de secundaria me decidí por el periodismo”.
Amante de los niños, desde entonces hasta hoy, quiso y tuvo dos hijos. “Me hubiera gustado tener cuatro, cinco o hasta seis. Pero creo que mi ritmo de vida no me permitió eso. Me entregué alma, corazón y vida al periodismo. Tal vez demasiado, creo ahora. Ya sabemos cómo es este oficio: sin hora ni fecha en el calendario”, nos dice y continua: “debo agradecer haber tenido los padres que tuve. Mamacita y Papito (Carmen Román e Ignacio Talavera) fueron mis ángeles en la tierra: ellos suplieron más de una vez las tareas que me correspondían como mamá y, en buena parte, como madre y padre. Me separé dos veces y, aunque cada uno de mis hijos siempre tuvo apoyo paterno, debo decir que no logró ser suficiente. Repito: le debo mucho a mis padres, sin ellos hubiera sido mucho más difícil tener la dicha de entregarme a esta pasión que es, para mí, el periodismo”.
Maggy reconoce que los periodistas enfrentan hoy una situación muy crítica, a nivel local y global. “En algunas regiones, con más dificultad que en otras, pero ninguna se salva de la crisis que nos afecta: precarización de las condiciones laborales, amenazas cada vez mayores a la libertad de prensa (sobre todo por el poder político y las organizaciones criminales, pero también por el poder económico) y un cambio radical en la forma de consumir información que tienen las audiencias hoy. En el caso de Bolivia, un estudio reciente elaborado por el CEDLA con el apoyo de la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia y la Red UNITAS, sobre las condiciones laborales de los periodistas, arrojó como resultado un dato muy alarmante, entre muchos otros: al menos 8 de cada 10 periodistas consultados gana menos de un salario mínimo o entre uno y dos salarios mínimos. La mayoría está trabajando como eventual, consultor o externo, lo que le inhibe de contar con beneficios sociales e incluso seguro de vida”.
Asimismo, la ganadora del Premio Nacional de Periodismo 2022 asegura que los medios de comunicación, por su parte, enfrentan sus propios dilemas, muchos de ellos provocados por la presión, control y violencia política, pero otros tantos por no haberse preparado y reaccionado de manera inteligente y oportuna ante los cambios radicales provocados por la irrupción del Internet y de las redes sociales. “Pese a todo, como dije el 10 de Mayo, Día del Periodista Boliviano, nosotros somos tercamente perseverante, como repite Monseñor Nicolás Castellanos. Y acá estamos, persistiendo en nuestros sueños apasionados como siempre o más que nunca por nuestro oficio, y decididos a no tirar la toalla”.
“Toda mi vida ha estado marcada por los desafíos, en todos los sentidos. Creo haberlos encarado de manera responsable, aunque algunos han sido muy difíciles de encarar. Entre ellos, tal vez el más difícil, el de poder equilibrar mi vida personal con la profesional, mi rol de mamá, hija, hermana con el de periodista. Y otro: el de saber administrar mi potencial, poner en valor mis capacidades”.
Su mayor logro profesional, sin duda alguna es el de: “haber llegado donde estoy con el alma en paz, el corazón tranquilo, segura de haber honrado mi profesión. Creo haber consolidado muy bien mi capital principal como periodista: la credibilidad. Siempre digo que le acerté 100% en la elección y la dirección de mi vida profesional. Donde fallé y he sido reincidente es el manejo de mis emociones y mi vida personal. Nada de que enorgullecerse, pero lo menos que puedo ser a estas alturas de mi vida es ser sincera, honesta. Sin Photoshop, como es el sello de uno de mis programas”.
A punto de terminar la entrevista nos dice: “Espero seguir soñando, realizando sueños, tropezando a menudo en ese intento, pero levantándome una y otra vez para seguir adelante. Quiero seguir amando lo que hago y hacer lo que amo. Dice o canta Luis Eduardo Aute: “…entre morir o matar, prefiero amor, amar; prefiero amar, amor…”
Finalmente nos habla de un sueño por cumplir y nos dice: “¿pueden ser dos, entre tantos? Uno, poder liberarme de toda burocracia y dedicar los días y horas que me quedan a descubrir y contar historias, a escribir y leer. Dos, coincidir en el amor y en la libertad” y manda un mensaje a las mamás bolivianas en su día: “sean felices, ahora, haciendo lo que aman; sean capaces de desplegar sus alas y alzar vuelo solitario o compartido. Que nada ni nadie las frene e impida alcanzar sus sueños”.