A sus 38 años esta hermosa emprendedora y administradora de empresas de profesión, materializa una de sus metas más grandes que siempre fue emprender, y lo hace como nos cuenta a su manera: “abrir camino y dejar volar mi imaginación hizo que me lanzara en esta aventura que se llama Luva junto a mis socios, mi hermano Andrés Alba y mi mamá Carmen Soriano. Juntos hicimos un excelente equipo, crecimos y aprendimos todos estos años, atravesando momentos difíciles de la coyuntura política y social del país, así como una pandemia. Ya cumplimos 7 años en el mercado, algo que nos llena totalmente de orgullo y nos motiva a seguir creciendo”, nos cuenta y añade: “El rubro de la pastelería en La Paz no está muy explotado, no somos muchas las pastelerías artesanales, sin embargo está en constante cambio, innovando y siguiendo tendencias del mercado mundial. En un mundo globalizado e industrializado, actualmente se valora aún más lo artesanal”.

Carmen está consciente que Bolivia es un país con muchísimo para ofrecer, pero que, sin embargo, la burocracia e informalidad del comercio hace que sea muy desafiante en el día a día.

Entre sus sueños pendientes, busca tener presencia a nivel nacional y exportar sus productos orgullosamente bolivianos a otros países.

“Nuestro mensaje a los emprendedores bolivianos es muy simple, solo recordarles que el que quiere, puede y está en nosotros ingeniar los caminos para lograr el objetivo deseado. Que siempre habrá obstáculos, rechazos y errores, pero son simplemente enseñanzas para seguir adelante aún más fuertes y sabios”; concluye optimista al momento de enviar un mensaje por estas fechas".